martes, 19 de mayo de 2009

EL DELITO DE COHECHO


El PP lleva semanas restando importancia a los trajes que Francisco Camps, el presidente de la Generalitat Valenciana, aceptó de Álvaro Perez, El Bigotes, uno de los principales implicados en el caso Gürtel. Pero aunque los conservadores lo consideren un asunto menor, basándose en que la factura suma apenas 12.000 euros, expertos en Derecho Penal consultados por Público sostienen que los trajes en cuestión suponen valor económico suficiente como para ser considerados cohecho, siempre que se establezca que el regalo tenía como objetivo influir en las decisiones de Camps.

¿Qué es el cohecho?
El delito de cohecho, precisa Jorge Vizueta, del departamento de Derecho Penal de la Universidad de Zaragoza, trata de penalizar tanto al que solicita o recibe un regalo o una dádiva por hacer algo como al que lo ofrece. El regalo es, precisamente, lo más característico del cohecho. Puede ser dinero en metálico, pago de servicios, viajes y, por supuesto, prendas de vestir.

¿Importa el valor del regalo?Todos los expertos consultados coinciden en señalar que no todos los regalos son iguales. "Un bolígrafo", señala Vizueta, "no tiene gran valor" a estos efectos, pero "trajes de 12.000 euros, sí". El límite de los correcto no está escrito en ninguna parte; depende de la jurisprudencia y tiene que ver con los usos "socialmente admisibles". María José Rodríguez Puerta, profesora de Derecho Penal de la Autónoma de Barcelona, asegura que "cualquier regalo desborda la ética" pública, pero sólo los que tienen valor económico pueden dar lugar a un delito. Un billete de lotería, argumenta, puede estar dentro de lo socialmente tolerado, pero no una suma en metálico, da igual que sean "1.000 euros o 40.000".
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Cuando aparecieron las primeras noticias sobre los trajes del presidente Camps, el muy honorable (es un decir) aseguró que los trajes se los pagaba él. Y el ínclito Trillo, un tipo con una ética a prueba de caída de aviones en Trabzon, explicó que Camps tenía la curiosa costumbre de pagar sus compras en metálico. Pero ahora ya nadie en el PP sostiene que Camps se paga sus trajes. Esa línea de defensa ha muerto.

Cuando surgieron las primeras noticias sobre la amistad entre Camps y El Bigotes, el muy honorable (es un decir) afirmó que prácticamente no conocía a tal señor. Pero resulta que el pollo le hace regalos a la mujer y a la hija del presidente, que los dos machotes se quieren un huevo, que son amiguitos del alma y que les gusta mucho "hablar de lo nuestro". O sea, de lo suyo. Así que ahora en el PP todos asumen que Camps siempre tendrá un Bigotes a su lado (sin que ello suponga eclipsar la relación entre Bush y El Bigote por excelencia, claro). Esa línea de defensa ha muerto.

Cuando quedó claro que Camps no tenía facturas y que la amistad con El Bigotes era sólida, el muy honorable (es un decir) esparció la especie de que un presidente no se corrompe "por tres trajes" y que en ningún caso lo iban a imputar; eso sí, sin aclarar cuántos trajes hacen falta para colgarle el cartel de "se vende". Y, sin embargo, mañana tendrá que sentarse ante el juez imputado por un delito de cohecho, por la sencilla razón de que la cuantía del regalo recibido no es determinante para establecer la existencia del delito. Esa línea de defensa ha muerto.

Pero permanezcan atentos. Seguro que montarán nuevas líneas Maginot.


MANUEL RICO - 19/05/2009 08:40